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jueves, 18 de abril de 2024

LOS LABIOS DEL DISCURSO

 


LOS LABIOS DEL DISCURSO
  
Hubiésemos podido coincidir
en cualquier juego de ambigüedades,
en cualquier escalera, en cualquier autobús,
en las playas al sol del infortunio,
en los vértices ebrios de la casualidad.
 
En los impulsos de la noche:
dos cuerpos, dos excusas, dos latidos,
remolinos del aire en las esquinas,
en las líneas del pliegue pálido de la ausencia, 
en esas luces duendes de alguna pedrería
aún por descubrir hoy para mañana
en el calidoscopio amanecer de los sueños.
 
Frente a frente, el beso amor
que abre los labios del discurso.
 
Hubiésemos podido coincidir
como invitados en la misma fiesta,
al atardecer que seca los labios
de todos los colores que huelen a despedida.

viernes, 12 de abril de 2024

SIEMPRE HABRÁ DESMEMORIA, de (Inventarios del miedo)

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SIEMPRE HABRÁ DESMEMORIA 
 
Después de pasar a tu lado
a menudo, sin darme cuenta,
voy al norte obediente
de un compromiso,
a dejarme llevar adormilado,
quince estaciones en total.
A levantar la casa y tus deseos,
a replantar el césped
y ponerlo a crecer,
si me apuras, al dos por treinta
del ajetreo diario.
 
Dentro de la pecera
tenemos cantos y colores,
que nadan confidentes,
que salen a las seis
y vuelven a las ocho,
cansados muy cansados
de mover y mover a babor y estribor
sus gastadas aletas
o brazos que ayer me acogieron.
 
Mientras no cueste la luz de los ojos
siempre habrá quién restaure
a cualquier precio la conciencia
y los cuadros de Claude Monet
y vírgenes que inciten
a poner en la bolsa de la compra
una o dos inquietudes,
siempre habrá quién trabaje de mecánico
ensamblando las piezas de los tanques
que nos pisan tres o cuatro principios.
 
Siempre habrá desmemoria
y atardeceres en las manos
izquierdas y derechas,
y movimientos a favor o en contra
de quedarse, salir o entrar.
 
Aunque sólo se fumen
al pie de los semáforos
esa última colilla
de insectos y amapolas,
¿te has dado cuenta como se detienen
y miran y contemplan nuestra tumba?

miércoles, 14 de febrero de 2024

Coplas a la muerte de su padre.

 


Coplas a la muerte de su padre.
 
Jorge Manrique
 
I
 
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el placer;
cómo después de acordado
da dolor;
cómo a nuestro parecer
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
 
II
 
Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera
más que duró lo que vio,
pues que todo ha de pasar
por tal manera.
 
III
 
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir:
allí van los señoríos,
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos;
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.
 
IV
 
Invocación
 
Dejo las invocaciones
de los famosos poetas
y oradores;
no curo de sus ficciones,
que traen yerbas secretas
sus sabores.
A Aquel sólo me encomiendo,
Aquel sólo invoco yo
de verdad,
que, en este mundo viviendo,
el mundo no conoció
su deidad. 
 
V
 
Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar;
más cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que, cuando morimos,
descansamos.
  
VI
 
Este mundo bueno fue
si bien usásemos de él,
como debemos,
porque, según nuestra fe,
es para ganar aquel
que atendemos.
Y aun aquel Hijo de Dios,
para subirnos al cielo,
descendió
a nacer acá entre nos
y a vivir en este suelo
do murió.

martes, 6 de febrero de 2024

SIN LUZ "La destrucción o el amor"



 SIN LUZ 

El pez espada, 
cuyo cansancio se atribuye ante todo a la imposibilidad de horadar a la sombra, 
de sentir en su carne la frialdad del fondo de los mares donde el negror no ama, 
donde faltan aquellas frescas algas amarillas 
que el sol dora en las primeras aguas. 

La tristeza gemebunda de ese inmóvil pez espada cuyo ojo no gira, 
cuya fijeza quieta lastima su pupila, 
cuya lágrima resbala entre las aguas mismas 
sin que en ellas se note su amarillo tristísimo. 

El fondo de ese mar donde el inmóvil pez respira con sus branquias un barro, 
esa agua como un aire, 
ese polvillo fino 
que se alborota mintiendo la fantasía de un sueño, 
que se aplaca monótono cubriendo el lecho quieto 
donde gravita el monte altísimo, cuyas crestas se agitan 
como penacho -sí- de un sueño oscuro. 

Arriba las espumas, cabelleras difusas, 
ignoran los profundos pies de fango, 
esa imposibilidad de desarraigarse del abismo, 
de alzarse con unas alas verdes sobre lo seco abisal 
y escaparse ligero sin miedo al sol ardiente. 

Las blancas cabelleras, las juveniles dichas, 
pugnan hirvientes, pobladas por los peces
-por la creciente vida que ahora empieza-, 
por elevar su voz al aire joven, 
donde un sol fulgurante 
hace plata el amor y oro los abrazos, 
las pieles conjugadas, 
ese unirse los pechos como las fortalezas que se aplacan fundiéndose. 

Pero el fondo palpita como un solo pez abandonado. 
De nada sirve que una frente gozosa 
se incruste en el azul como un sol que se da, 
como amor que visita a humanas criaturas.

De nada sirve que un mar inmenso entero  
sienta sus peces entre espumas como si fueran pájaros. 
El calor que le roba el quieto fondo opaco, 
la base inconmovible de la milenaria columna 
que aplasta un ala de ruiseñor ahogado, 
un pico que cantaba la evasión del amor, 
 gozoso entre unas plumas templadas a un sol nuevo. 

Ese profundo obscuro donde no existe el llanto, 
donde un ojo no gira en su cuévano seco, 
pez espada que no puede horadar a la sombra, 
donde aplacado el limo no imita un sueño agotado.

lunes, 1 de enero de 2024

NUNCA BROMEO

 



NUNCA BROMEO
                  
                     Y es un lujo morir habiendo prescindido del desayuno
                                                                                              ELENA MEDEL

Nunca bromeo ni olvido. Escúchame.
Las cosas importantes, nunca pasan,
van y vienen igual que profecías
del corazón a la cabeza.
Dios, cuantas dudas has puesto en mis manos.
 
Muéstrame el horizonte de la cuna distante,
la inocencia sagrada de tu aliento.
Pareces infinito y frío, memoria de la luna
y los hijos que no quise tener.
¿De qué sirve empaparse de lágrimas o estrellas
cuando el sol que no se olvida borra su rastro?
 
En el ordenador por si cambias de idea,
sin hacer ruido, te dejo escritas
las turbulencias que traen
los asientos traseros
de un automóvil,
o la habitación de un hostal,
o el verde pobre de los parques.

jueves, 28 de diciembre de 2023

LOS LABIOS QUE FINGE LA NOCHE


 

LOS LABIOS QUE FINGE LA NOCHE
 
                                       Un jardín
                                       es su fórmula
                                       un escondite y una trampa
                                                                      Giovanna Benedetti
 
Me duelen todos los labios que finge la noche:
siempre, tan alejados y creativos, llegan
del otro extremo de la vergüenza, y me saludan.
 
La noche es la inconsciencia furiosa de los días,
el lugar donde se rompen todos los escritos
el zigzagueante rumbo de los besos.
Los labios siempre fueron alas, más allá de la luz
negándose a volar.
 
Me duelen todas las palabras que nunca dije,
las historias que los ojos nunca retuvieron,
la caricia que se piensa y se pierde
en los mundos que llegan maullándome a la boca.
 
Me duele no saber cerrar mi agenda,
recorrer la distancia del niño hombre, 
aceptar los contornos del labio que se rinde
simplemente a la ausencia y al olvido.
 
Voy a comer primaveras. Solo.
Compromisos de azúcar
a la luz envolvente de la luna farola:
dos mariposas y un único instante.
 
Lo sabes, lo sé, lo sabemos todos.
Al final de las nubes y los días
los besos que no se entregaron
envenenan de rabia el pensamiento.

viernes, 17 de noviembre de 2023

XIII A las seis de la tarde de un lunes con dislexias

              

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                XIII

Habla el orgullo. 

Habla y decide oler a bosque, 

oler a silla, oler a siembra,

oler a instante 

con sus cuatro informes,

oler a sombra y oler a labio 

y oler a incendio y oler a nada;

o si acaso, oler a los senos 

de una contradicción

o un arrepentimiento,

o un océano y su memoria;

memoria que, también decide

girar y girar con la tierra

de un presente arrogante,

este, que se abre y acoge

a un cuerpo, y a otro, y a otro cuerpo.

 

Toma, toma entre tu mano y mi mano

todos los horizontes.

 

Habla el presente 

del aire que hace heridas, 

y habla el futuro

que se acurruca y mira 

todas las playas que se inventan

en el deshielo de la piel.